La mayoría de personas conocen la leishmaniosis por ser una enfermedad común (¡y grave!) en perros, que se transmite mediante la picadura de un mosquito. Sin embargo, también existe leishmaniasis en gatos y merece la pena conocer cuáles son sus síntomas y su tratamiento.
La leishmaniasis es una enfermedad grave parasitaria transmitida por la picadura de un tipo de mosquito llamado flebótomo. Y, en concreto, por la hembra de ese género de mosquito.
En perros, esta enfermedad es muy conocida ya que tiene una gran incidencia en nuestro país. Entre el 5% y el 15% de los perros en España padecen leishmania diagnosticada. Sin embargo, la leishmaniasis en gatos es mucho menos frecuente, pero no inexistente. Por eso es necesario conocer cuáles son sus síntomas y cómo tratarlos.
Leishmaniasis en España: transmisión y zonas de riesgo
La leishmaniasis se transmite mediante la picadura de la hembra del mosquito flebótomo, un tipo de mosquito común en zonas húmedas y calurosas. El conocido como “mosquito de la leishmania” es portador del parásito leishmania y, con su picadura, lo transmite a la sangre del animal que pica. Dependiendo de la capacidad del sistema inmune para hacer frente al parásito, la leishmaniasis en gatos u otros animales, se desarrolla o no. La leishmaniasis es una enfermedad parasitaria y endémica en el área del Mediterráneo.
En España, las zonas más afectadas son Andalucía, la zona centro de la península y la cuenca del Mediterráneo. puedes comprobar la incidencia de la enfermedad en tu región o comunidad autónoma.
La razón es que el flebotomo, mosquito que transmite la leishmaniosis, está activo con unas determinadas condiciones ambientales:
- Temperaturas templadas o cálidas
- Humedad ambiental elevada
Estas condiciones tienen lugar en España, sobre todo, durante el período que transcurre entre abril y octubre.
Los meses más peligrosos para el contagio de leishmaniosis en gatos son los que van de abril a octubre.
La población felina de zonas endémicas para la leishmaniosis es habitual que se infecte a través de los mosquitos transmisores del parásito Leishmania. No obstante, solo una pequeña parte de estos gatos desarrolla la enfermedad.
Leishmania en gatos inmunodeprimidos
Tal como explica la veterinaria Silvia Crespí, los gatos no suelen desarrollar leishmaniasis ya que su sistema inmunitario suele ser capaz de controlar la infección del parásito, bien eliminándolo o bien manteniéndolo bajo control en lo que se llama un estado crónico subclínico. Según esta veterinaria “existe sólo una minoría de gatos con un sistema inmune debilitado que acaban desarrollando la enfermedad y mostrando signos clínicos. Se trata de gatos con infecciones virales crónicas como inmunodeficiencia felina y/o leucemia felina o aquellos gatos que están bajo tratamiento con fármacos inmunosupresores o que padecen neoplasias".
Síntomas de la leishmaniasis en gatos
La leishmania en gatos puede ser de dos tipos:
- Leishmaniasis cutánea
- Leishmaniasis visceral: ésta es la forma más grave de la enfermedad pero es muy poco común en gatos (en perros es frecuente)
Los principales síntomas que puede padecer un gato con leishmania son los siguientes: Leishmania Visceral, que afecta a órganos internos del gato:
- Pérdida de peso severa
- Diarrea
- Fiebre
- Vómitos
- La nariz sangra
Leishmania cutánea, que afecta a la piel:
- Lesiones en la piel, en los ojos y en las mucosas
- Presencia de nódulos bajo la piel. Estos nódulos son dolorosos y suelen aparecer en la zona de la cabeza (cuello, orejas y párpados) y en las almohadillas de las patas.
- Lesiones ulcerativas con costra
- Lesiones oculares
Síntomas generales:
- Apatía
- Pérdida de peso
- Pérdida de apetito
- Gingivitis crónica
Tratamiento de la leishmaniasis en gatos
No hay un tratamiento efectivo establecido para la leishmania en gatos. De hecho, no hay suficientes estudios en felinos sobre los diferentes fármacos anti-leishmaniasis. En realidad, el tratamiento consiste en combatir los síntomas clínicos que son causados por la infección del parásito. Una vez que desaparecen los síntomas y la enfermedad está controlada lo que resulta imprescindible es hacer controles periódicos para controlar los posibles rebrotes de la infección. Como explica Crespí, el pronóstico es reservado y debe controlarse cualquier proceso que pueda comprometer el sistema inmune del gato afectado porque las defensas de un gato con leishmaniasis precisan de un cuidado especial. La mejor manera de evitar la leishmaniasis en gatos es la prevención mediante el uso de antiparasitarios (collares, pipetas y sprays), sobre todo en gatos que viven en régimen de semi libertad, en casas con jardín y acceso al exterior. La única medida segura para evitar la leishmania es evitar que el gato quede expuesto a la picadura del mosquito. Por eso hay que evitar que el felino esté en el exterior del hogar durante las horas de más actividad del mosquito: el amanecer y el atardecer. El riesgo de picadura es mayor en estos dos momentos del día.
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